El experimento de Iván Pávlov
El experimento de Iván Pávlov y sus perros es uno de los más conocidos y notables (por lo que supuso) de la historia de la psicología. Gracias a este pequeño descubrimiento accidental, se empezó a construir una teoría psicológica del aprendizaje. Los estudios de Pávlov nos han ayudado a comprender el aprendizaje asociativo a través del condicionamiento clásico.
El condicionamiento clásico consiste en la asociación de un estímulo inicialmente neutro con un estímulo significativo. De esta manera, cuando se presente el estímulo neutro, en ausencia del otro estímulo, se dará una respuesta similar a la que se produciría si se presentara el estímulo significativo. Esta capacidad de asociar estímulos, por muy dispares que sean los mismos, nos ayuda en multitud de situaciones diarias.
A continuación, para aproximarnos a la comprensión del condicionamiento clásico, vamos a tratar dos aspectos. En primer lugar, hablaremos del experimento de Pávlov y de su investigación y en segundo lugar hablaremos de los componentes que conforman este tipo de condicionamiento.
El experimento de Pávlov
Iván Pávlov, fisiólogo ruso, investigó la salivación de los perros en presencia de la comida. En este contexto, un día se percató de que los perros empezaban a salivar antes de presentarles la comida. Solo el hecho de someter a los perros a las condiciones del experimento les provocaba la respuesta de salivación.
La deducción a la que llegó Pávlov fue que sus perros de alguna manera habían asociado el experimento con la presentación de la comida. Así, para desentrañar los misterios de ese aprendizaje, Pávlov empezó a diseñar una serie de experimentos. Su objetivo era contrastar su hipótesis de que cuando dos estímulos son presentados de manera contingente, estos quedan asociados.
El experimento que demostró la existencia del condicionamiento clásico fue la asociación de un sonido de una campana con comida. Para lograr esto, Pávlov colocó a una serie de perros unos medidores de salivación. El procedimiento consistía en que Pávlov tocaba una campana y después se les presentaba la comida. Y obviamente, después de presentar la comida, los medidores indicaban salivación en los perros.
Ahora bien, tras una serie de presentaciones de los dos estímulos (campana y comida) de manera contingente, Pávlov logró que estos quedaran asociados. Esto quedó demostrado porque la presentación del sonido de la campana en solitario lograba provocar la salivación en los perros. Eso sí, es importante matizar que esta era menor que la salivación que se producía ante la presentación de la comida.
Este experimento demostró que un estímulo inicialmente neutro puede provocar una respuesta totalmente nueva a través de la asociación de este a un estímulo significativo. Esto es lo que se conoce como condicionamiento clásico.
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