CONSECUENCIAS DE UN ACCIDENTE DE TRABAJO

Las pérdidas materiales, consecuencias negativas o daños de los accidentes, tienen manifestaciones de diversa índole.
Esquemáticamente se diferencian las pérdidas temporales, las pérdidas energéticas y los daños materiales propiamente dichos.
• Pérdidas temporales. Son las pérdidas en el tiempo previsto para el desarrollo de un trabajo, como los retrasos o alargamientos imprevistos de los tiempos programados, así como los paros o interrupciones con paradas no deseadas de los procesos laborales, que también repercuten en retrasos.
• Pérdidas energéticas. Descontrol en los intercambios energéticos intrínsecos en todo trabajo. Determinan escapes libres energéticos, inútiles para el trabajo previsto, y también bajos rendimientos energéticos por infrautilización y utilización no óptima de las energías disponibles, presentes en el proceso laboral.
• Daños materiales propiamente dichos. Cuando las energías liberadas o escapadas a consecuencia del accidente, impactan sobre los bienes de equipo como, instalaciones, edificios, estructuras materiales, instrumentos, etc., y sobre los materiales como materias primas, productos semielaborados y productos finales, que intervienen en el trabajo y sobre los bienes materiales de la vecindad comunitaria. Estos daños materiales se producen cuando los impactos energéticos tienen la intensidad suficiente para deteriorar estructural y funcionalmente los objetivos alcanzados.
Los tres anteriores tipos de pérdidas materiales, acostumbran a presentarse como resultado conjunto y simultáneo de los accidentes.
Sin embargo, no es siempre totalmente necesario. Es posible contemplar accidentes con pérdidas temporales y energéticas, aisladas o conjuntas, sin daños materiales propiamente dichos.
Las pérdidas temporales, sin descontroles energéticos, no reportan necesariamente daño a los materiales.
Los escapes energéticos tampoco, en el caso de que las energías liberadas tengan trayectorias libres, sin impactos ni contactos sobre los equipos o materiales presentes.
Por el contrario, los daños materiales propiamente dichos, no se explican sin la simultánea y anterior pérdida energética que, en forma de deflagración, determina impactos deteriorantes sobre los objetos contactados que se hallen en el radio de acción y en la trayectoria de la energía liberada.
Generalmente, las pérdidas materiales que resultan más evidentes y preocupantes son los daños materiales propiamente dichos. Tanto es así que, usualmente, se acostumbra a considerar estos daños como la única pérdida material, que se identifican y valoran como consecuencia de los accidentes. Esta simplificación, aunque justificable, no es correcta, sobre todo cuando, en Técnicas de Seguridad, se intenta hacer Protección de Pérdidas y se utilizan estrategias diferentes que coinciden para gobernar las energías liberadas, corregir y limitar sus trayectorias y aumentar la resistencia de los posibles objetivos impactados.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El experimento de Iván Pávlov

RESUMEN DE RECURSOS HUMANOS